
La opinión pública china se ha enfurecido ante semejante disparate (por cierto completamente alejado del budismo que la actriz dice practicar) y el gobierno ha anunciado su decisión de prohibir la distribución de sus películas. Asimismo la firma cosmética Dior de la que la actriz es su principal imagen publicitaria ha visto como sus productos han sido retirados de numerosas tiendas en Pekin y han tenido que retirar apresuradamente los carteles publicitarios en los que aparece la actriz para no verse perjudicados por esta polémica
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