Una de las paradojas más curiosas del recorrido por el mundo de la antorcha olímpica para conmemorar "el espíritu olímpico" es que este tipo de actos se realizan por primera vez desde 1936, coincidiendo con los Juegos Olímpicos organizados por la Alemania de Hitler. La entrada de la antorcha en el estadio olímpico se realizaba desde los Juegos de 1928 pero fue en los organizados por los nazis cuando se instauró la tradición de pasearla por el mundo.
No deja de ser irónico por tanto que la antorcha que hoy se nos vende como el símbolo de la hermandad entre los pueblos más conocido del mundo sea en su origen un acto de propaganda del gobierno nazi para publicitar los éxitos de su gobierno en las semanas anteriores al inicio de los Juegos
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